Ya huele a Semana Santa, ya se siente en el ambiente, ¡la primavera ha llegado!, al menos por estas tierras. Para la gente de Priego los palillos de leche, palillos de santo o palillos de semana santa son más que un dulce tradicional de estas fiestas, forman parte de nuestra cultura, de nuestras raíces y no podemos concebir estas fechas sin estos dulces. Desde el aroma que desprenden al freirlos, la especie de ritual o ceremonia que se crea entorno a su elaboración en las casas, el ir y venir de niños y mayores a la cacerola o lata en donde se guardan, la subida al calvario con el hornazo el viernes santo y unos poquitos de palillos, los recuerdos que nos traen, todo eso los convierte en algo más que un dulce tradicional.
Os voy a poner un paso a paso de cómo los elaboramos en mi casa y así animar y despejar dudas de los que aún no se han atrevido a hacerlos, puesto que es algo de lo que siempre se encargan las madres y abuelas, pero claro, hay un momento en la vida en que nos toca coger las riendas de la tradición.
Así los hago yo (y mi madre y así los hicieron mis antepasados), pero como cada maestrillo tiene su librillo, existen multitud de variaciones y todas serán las mejores para sus poseedores.
Necesitamos:
*Para 1/2 kilo de azúcar
*1 vaso (de los de agua) de leche
*1 vaso de aceite que le falte un par de dedos (un poquito más de medio)
*1 huevo
*canela al gusto (unas 2 o 3 cucharadas soperas) (por favor, que sea buena, que las de los botecitos del super estropean la receta, todos a comprarla en
*1 kilo de harina para comenzar (a veces admite un poco más y a veces un poco menos, unos 200 ó 250 gr, depende de las harinas, tamaño del huevo...)
(Edito en la Semana Santa 2018. Para niños con brackets y mayores con problemas de dentadura, mejor poner 800 gr de harina. Además podremos usar la croquetera de Tupperware para formarlos y se harán en un momento)

Lo primero que haremos será "tostar" el aceite con una cáscara de limón, lo ponemos a calentar y cuando el limón coja color lo retiramos del fuego y dejamos enfriar.

Ahora batimos la leche, el huevo, el aceite, el azúcar y la canela

Llegará un punto en el que sea imposible mezclar con la cuchara, en ese momento volcamos en la mesa de trabajo y manos a la obra, a amasar.
Tendremos que conseguir una masa fina y que no se pegue ni a las manos ni a la mesa de trabajo. Si necesitamos más harina la iremos incorporando.
Cuando nuestra masa esté lista iremos cortando porciones y haciendo tiras largas (como si jugáramos con plastilina, a mis niños les encanta ayudarme)
Cortaremos los palillos y los iremos poniendo en bandejas.

¡Os deseo que os salgan genial, felices tradiciones!