Llevo varios días en casa de reposo por culpa de una gripe y la verdad es que no he tenido ganas ni de moverme. Hoy cuando me levanté estaba lloviendo, subí la persiana del salón y me sorprendió un palomo paseando por el tejado de los vecinos. En la otra parte de la casa veía con asombro como se ha quedado de pelada la morera que adorna nuestras vistas. La chimenea de los vecinos dejaba entrar su aroma a humo, aroma de hogar y algunos pajaros cantaban pese a lo nublado del día.
Por un momento he disfrutado de unas sensaciones que habitualmente por el ajetreo de lo cotidiano no percibo. Me ha gustado ver como podemos deleitarnos con pequeñas cosas que nos regala la naturaleza y el hombre. Agradezco tener la posibilidad de vivir en el centro y sin embargo disfrutar de estas vistas rústicas y urbanas.
Por un momento he disfrutado de unas sensaciones que habitualmente por el ajetreo de lo cotidiano no percibo. Me ha gustado ver como podemos deleitarnos con pequeñas cosas que nos regala la naturaleza y el hombre. Agradezco tener la posibilidad de vivir en el centro y sin embargo disfrutar de estas vistas rústicas y urbanas.
A veces cuando no nos encontramos bien, percibimos preciosas sensaciones en las cosas más insignificantes.