Tengo en mi cocina un tesoro
no es una máquina,
no es nada caro,
es viejo,
está arrugado,
pero para mí es un gran legado............
se trata de un viejo cuaderno que perteneció a mis tías, las hermanas de mi madre, y a su vez a sus tías, es un tesoro porque está lleno de recetas, recetas de familia de las de toda la vida, tenía hojas libres y he aprovechado para rellenarlas con las recetas que siempre he visto hacer a mi madre.
Esta es una de ellas y además una de mis preferidas.
La masa es prácticamente como la que hacemos para las albóndigas con la diferencia de que llevan menos pan y un chorreoncito de vino blanco.
Os pongo la receta:
Un pechuga de pollo,
paletilla de cerdo (en general puede ser todo el tipo de carne que se desee),
y el toque como dice mi madre lo da un poquito de jamón.
Se pone en una fuente la carne y el jamón picados, se le hecha perejil picado, ajo, pimienta, pan rallado, el zumo de un limón y un tomate triturado, azafrán en hebra si se desea, sal y huevos los que admita (esta frase es un clásico en estas recetas antiguas, y que ahora no sepamos hacer nada si no tenemos la cantidad en gramos o mililitros, jajaja).
Yo dejo la masa preparada la noche de antes para que tome el gusto.
Se forman los albondigones que son más grandes que las albóndigas y además con forma ovalada, en otros sitios los llaman bolos (mi suegra que es de Lucena los llama así, aunque son diferentes a estos)
Se pasan por clara de huevo y harina y se van friendo en una sartén. Los ponemos en una olla o cacerola y añadimos el aceite de haberlos frito, añadimos una poquita de agua, un pimiento verde, un tomate y una cebolla, toda la verdura entera. Y añadimos también cascos de patata. Ah y un chorrito de vino, su sal , su pimienta y una pastilla de caldo de pollo. Y cómo no, el colorante.
Una vez que estén tiernos se saca el pimiento, la cebolla y el tomate y se trituran se vuelven a echar a la cacerola y ya tenemos la salsa preparada.
Están de rechupete, uhmmmmmmmm!!!!
Es uno de los sabores que más me gusta.