13 febrero 2012

Cazuela-Horno (Regreso a nuestros orígenes)

¿Quienes somos? ¿De dónde venimos?...

Gastronómicamente vengo de una familia a la que siempre le ha gustado cocinar, andar entre fogones, mimar sus guisos y hacer repostería. Mi familia materna tenía muy buena mano en este ultimo ámbito, mi "Chacha Encarnica" (mi tía abuela) hacía el piñonate como pocas, los rosquillos de huevo, las empañadillas de garbanzos, ... y un largo etcétera...
No se si eso es algo que se lleva en los genes o no, pero lo que está claro es que a mí me sigue gustando, me atrae y me apasiona este mundo.
Y pese a las nuevas tecnologías, a thermomixes,  hornos de aire, ollas superrápidas, moldes antiadherentes, moldes de silicona y  mucho más, como el mojicón de mi madre ninguno. Sin batir claras a punto de nieve, ni que el huevo doble el volumen con el azúcar hasta que blanquee queda un bizcocho suave, esponjoso, jugoso y delicioso, ya se sabe que cuanto más "oso" más "hermoso", jejeje

Llevaba días dándole vueltas a  la idea de probar  la cacerola-horno que tiene mi madre y es dónde hace los mojicones para las tartas de cumples. Busqué por la red y mi gran asombro es el interés que despierta el aparatejo en cuestión y la de recuerdos entrañables que trae a todo el mundo. Primer problema que encontré, todo el mundo decía que esto solo servía para butano, que si la llama era la que entraba por la chimenea, que si patatín, que si patatán....


A mi no me convencía (soy muy cabezona) así que me presenté en casa de mi madre, secuestré la olla y lo mejor de todo es que tenía guardado el recetario original de una de estas ollas (antes tenía otra y se le estropeó, esta era de casa de mi tía). No se si me gustan más estos aparatejos o sus libros, ¡qué riqueza se guarda en ellos! Y es que al final, al menos gastronómicamente, somos los que hemos visto, lo que hemos leído,  comido y como nos lo han servido.



La primera sorpresa me la llevé en las primeras hojas del recetario de la olla, mirad lo que pone:



"Puede usarse con cualquier fuego, ya sea de gas, butano, electricidad, petróleo, carbón, porque la CAZUELA-HORNO no va por fuego sino por onda calorífica"

Bien! Era lo que quería escuchar...

Está claro que en el año 1958, del que data la edición del manual, no existía la vitro, pero por pura lógica y pura física esto tenía que funcionar. Así que me puse a preparar por la noche un pollo asado, receta que vi en el blog Las Buenas Migas, y que os aconsejo porque tiene bastantes recetas en esta olla.


La receta:

Salpimentar el pollo, echarlo a la cacerola con aceite y cebolla frita, tapar y dejar cocer 30 minutos. Yo le puse también un poquito de orégano, unas rodajas de limón y un chorreón de vino blanco. (Se hace con la olla tapada, esta foto es solo para que veáis que funciona en la vitro,  la mía no es de inducción)


Espectacular, ¡qué olorcito salía por la bendita olla!
Parecía que estábamos guisando algo a la lumbre, ese olor no era de ahora era de antaño. Deciros que el pollo lo tenía pensado dejar para el día siguiente y nada de eso,  fue nuestra cena y los niños no paraban de mojar sopas.


Primer objetivo conseguido, la cacerola funcionaba, ahora me tocaba el segundo reto, hacer un "mojicón" y que quedara bien....

CONTINUARÁ ...
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