15 mayo 2011

Rosquillos de Mayo (Rosquillos de huevo)

La Fiesta de los domingos de Mayo de Priego de Córdoba, destaca en el calendario festivo local por ser la celebración prieguense más genuina.
Su permanencia a lo largo del tiempo, la causa que provocó su origen y su propia forma externa, son aspectos suficientes para darle una configuración propia y particular.
Fuertemente arraigada en el pueblo, a lo largo de su más de trescientos cincuenta años de celebración, se ha mantenido y han llegado hasta nosotros con una fuerte pujanza y esplendor. Tradicionalmente se venía admitiendo que el origen de las Fiestas de Mayo estaban en el "voto" que hizo el pueblo de Priego, consistente en celebrar a perpetuidad solemnes cultos, para librarse, por intersección divina, de uno de los males más trágicos de aquellos tiempos como era la peste. Pero las fuentes documentales, han ofrecido un historia bien distinta, ya que los años en los que pudo realizar el voto no coinciden con las fechas en las que se producen las epidemias.
Así pues, una nueva interpretación de las fiestas, desde su origen apunta a que los cultos de Mayo se realizaron para pedir la lluvia tan necesaria para obtener buenas cosechas. El análisis de la documentación de las cuatro Hermandades que han venido celebrando tradicionalmente sus fiestas en Mayo, pone de manifiesto que en sus actas y constituciones se hacen referencias directas a la lluvia como objetivo a conseguir con dichas celebraciones. 
La fecha en las que comenzaron a celebrarse, puede situarse en 1642, en el momento de fundarse la Hermandad de Jesús de la Columna, en cuyas constituciones se recoge la celebración de fiestas en el mes de Mayo. 
En estas fiestas las imágenes titulares de las cofradías, los domingos de Mayo, son expuestas en magníficos retablos que lucen ornamentaciones florales, luces, telas, velas, así como los más bellos candelabros y jarrones, llegando a conseguir cada Hermandad, en su afán de superación, año tras año, verdaderas obras de arte. En los cultos religiosos destacan los acompañamientos musicales de coros y orquestas y las interpretaciones de " Arias" y " Plegarías" por destacados tenores y barítonos expresamente contratados para ello. 
Punto culminante de los cultos de cada Hermandad es la procesión de la imagen de su titular que se realiza en la tarde de cada domingo.
Al Contrario que en la Semana Santa, los desfiles procesionales de Mayo no son de penitencia, sino claramente festivos; en consecuencia, las túnicas y capirotes se sustituyen por las largas hileras de mujeres con traje negro de gala y mantilla española. Los cofrades acompañan a la imagen que ha sido adornada con el máximo esplendor en sus más lujosos tronos y los costaleros visten uniformes. Para solemnizar aún más la procesión, se lanzan miles de cohetes, se queman fuegos artificiales y se traen bandas de música, civiles o militares que, a veces, realizan vistosos desfiles al son de la música marcial.
 
Fuente: Turismo de Córdoba.




Cuando la semana pasada estaba preparando estos rosquillos me vinieron a la mente cientos de recuerdos. Fue oler estos rosquillos y recordar las veces que mi madre los hacía cuando era pequeña. Los preparaba para regalarlos a la hermandad del Buen Suceso y que luego los subastaran en las tradicionales "Rifas". Los preparaba también para San Antonio, para nuestro vecino "Benigno" y los preparaba cuando había algo que celebrar. Recuerdo que a veces los llevaba al recreo a modo de los modernos "donuts", uhmm qué aroma tienen estos rosquillos!! Y qué recuerdos pueden traernos los olores!!


La receta es la misma que preparaba mi madre y su familia antaño así que os la pondré tal cual me la dejaron mis antepasados:

Para un huevo:
2 cascarones de leche
1 de aceite
5 cucharadas de azúcar
1 gaseosa
harina hasta obtener una masa blandita (un poco pegajosa)
se fríen al fuego lento.


Era la primera vez que me enfrentaba a esta masa y no tenía ni idea de como tenía que quedar. Pero recordé que mi madre untaba de aceite la mesa de la cocina para que se despegara la masa así que la dejé en el punto de que estuviera un poquito pegajosa.
Hice 3 huevos, a uno le quité un poquitín de cáscara por arriba y fui sacando el huevo para que quedara para las medidas entero.
El aceite lo freí con una cáscara de naranja y lo dejé enfriar. (lo que conocemos por aceite tostado)
Lo mezclé todo y fui echando harina, cuando acabé pesé la harina que me sobró de un kilo y puedo deciros que me sobraron 150 gr, así que ya sabéis para 3 huevos he usado 850 gr de harina.


Se engrasa la encimera y se van haciendo bolitas con la masa juntamos dos y le hacemos un agujerito en el centro y estiramos un poquito, estilo a cuando hacemos el roscón de reyes, y ya vamos friendo. Vamos pasando a un plato con papel absorbente y una vez todos fritos pasamos los rosquillos por un almibar clarito al que le pondremos un chorreón de aguardiente y de ahí los emborrizamos en azúcar.


Puedo deciros que al probarlos recién hechos me supieron a los de mi madre y me transportaron a otros tiempos.









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